Vivía en una residencia de estudiantes,cuando conocí aquella linda niña cubana,hermosa criatura con un acento que adornaba su gracia, recién llegada, Caracas parecía el columpio de su Paraíso,con que ilusión hablaba y con tan corta edad sabia hilvanar las miserias acumuladas de su país.
Cada mañana la veía con caramelos, chupetas y chocolates en su boca, tan coqueta...Se pintaba ya sus labios, aquella niña queriendo ser mujer, pero su cara reflejaba aun la mirada inocente y en sus pestañas las ilusiones día a día que entregaba las mañanas...Con aretes de colores y uñas pintadas.
Aquella niña cubana me inspiraba tanta ternura, conversaba mucho con ella...Tomaban cualquier cantidad de refrescos, en la esquina había un vendedor de Hot Doc (Perros Caliente) no se cansaba de comerlo y así muchas cosas...Venezuela era su paraíso...¡La caja de pandora de sus ojos!
Hoy después de tantos años, la vi en mis recuerdos, una retrospectiva que abraza a muchos niños en mi tierra...Aquella niña es el reflejo de cada niño del hoy en Venezuela.El hambre golpea a las puertas, les arrebatan lo dulce de la alegría y cada sueño de caramelo.Ya los niños ya no pueden tomar refrescos ni columpiar en un parque sus deseos....Los que pueden emigran como gaviotas se van y los que no, escondidos a la suerte.
SOL.
Marisol Pérez.
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