Sé que me encontraba impresionada, la mirada repasaba los hechos, mis labios retemblaban... Tenía que entregarle las llaves al padre Alcides, al lado de la iglesia está la casa parroquial, mi amigo Alcides cuando me vio, me pregunto; ¿Te sientes bien Marisol?...Creo que mis ojos y toda la expresión de mi, hablaba por sí sola.
Le dije que algo grande me había pasado, que por el tiempo no podía conversar de lo sucedido, pero que una vez terminada la misa de acción de gracias, querían comentarle lo que había vivido en el altar. El quedo sorprendido con mis palabras, recuerdo su cara campechana y con un gesto de buen amigo, coloco su mano sobre mi hombro y me dijo;
Vete tranquila, termina lo que tengas que hacer y hablaremos .Le recordé en ese momento, que a temprana hora de la tarde vendría la soprano y el pianista para un ensayo , me despedí con un beso y dándole las gracias por todo.
Me subí a la camioneta, quería llegar a casa .Mi madre estaba de visita, había venido para la celebración. Cuando abro la puerta de mi casa, la primera que veo es mi mamá y me pregunta: ¿Algo te paso?...Y le dije- ¡Porque!...Y ella me contesta: Sentí una fuerza extraña, sobre tu persona, como si algo te estaba pasando. ¡Me congele! Al escuchar de mi madre su impresión. Le dije sí . Pero tranquila nada malo .La pobre se asusto, pensó que me habían asaltado o algún choque .Cuando empiezo a relatar lo vivido en la iglesia, estaba más sorprendida y prendida de emoción, tan igual que yo.
Pero no tenía tiempo que perder, después de la misa era la celebración y ya tenía en casa el personal para el festejo.
Terminada la misa, hable con el padre Alcides, le comente todo y le pedí que por favor no botara el agua de aquella ánfora, que venía temprano en la mañana con un envase de vidrio a recogerla y así lo hice. Alcides fue muy receptivo, es un sacerdote de lo muy pocos .que aun cree en cosas sobre naturales, estaba maravillado, muy conmocionado, en sus ojos yo veía su credibilidad ante mi suceso.
La iglesia se mantenía tan igual a como la dejamos Recogí aquella agua, parecía un manantial, tan pura y limpia .¡A pesar que aquella ánfora, la medio limpie y no le había quedado rastros de sucio!...Era asombroso, no tenía ni un gramo de cimiento ¡Nada! Pensé en encontrarme con un agua amarillenta, pues la ánfora estaba sucia por dentro.
.Cada vez me convencía que estaba ante un testimonio divino. Sentí una protección, una espiritualidad inmensa, era increíble lo que estaba viviendo. Siempre he sido una persona creyente y muy mariana, fervorosa Tan es así que colecciono vírgenes, imágenes y novenarios de santos. Mantengo mi santuario dentro de casa, suelo ir poco a misa y cuando voy lo hago por devoción y no por obligación Pues Dios está conmigo y mis santos también .Igualmente siempre he compartido mis diezmos, y donde tenga que ir para ayudar, siempre estoy. Soy católica, muy cristiana y debo confesar que hay cosas de la santa iglesia con la cual no comulgo y Dios lo sabe!
¡Fue una bendición!...Repartí entre los cercanos potecitos de agua bendita, tenía tanta fe en ella Que fui dando vivencias quienes hacían uso del agua. Hace ya 16 años de esa linda revelación Y como recuerdo mantengo un potecito de vidrio, tan limpia y fresca .¡Gracias Señor, por todas tus bendiciones!_ Amén, Jesús.
SOL.
Marisol Pérez.
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