Microrrelatos
Eran ya las ocho de la noche, me encontraba sola en aquella casa..Tomé un libro y me dispuse a leer, en aquel silencio nocturno solo apenas se escuchaba el sonido de los bambúes mecido por el viento. Recuerdo claramente...Y no sé si podre escribir todo aquello que viví, en cuestión de minutos. Fue una noche del día domingo, sentada en aquella salita.....Parecía una cabañita, con sus muebles rústicos, antigüedades...Y ese olor a cedro que no olvido...
Seguí leyendo cuando de momento, la lámpara del pasillo se apaga, pensé que se había fundido el bombillo pero no fue así....¡Quedé esponjada!... De nuevo aquella repetición
de cosas volvían, me apagaban la luz, de improviso. No era la primera vez que algo así ocurría.
Regrese de nuevo en aquel saloncito con un poco de frialdad y quise retomar el hilo de la lectura, pero sentía en mi cuerpo algo distinto...¡No era miedo! Pues de ser así, me hubiera ido. Pero si note esa tibieza dentro de mí, la mente estaba desconcertante, de nuevo esas inquisidora señas..Haciéndome sentir la curiosidad y buscando una respuesta al apagador....¿Quien lo hizo?
Ante esa sensación rara, era oscura y a la vez preocupada como perpleja, me daba voluntad yo misma, no sentía miedo pero estaba la desconfianza, ya no era el frío de la noche lo que sentía mi cuerpo....Tenia el constante mosqueo de todo a mi alrededor.
Recuerdo que tome una copita de ron y encendí un cigarrillo, hojee varias veces el libro sin dirección de lectura y sentada en aquel mueble rústico inclinando mis piernas sobre el baúl, me puse a pensar y a recordar tantas cosas.
Media hora después o quizás menos fui sacudida bajo el estruendo de un sillón, que lo movían de un lado a otro, aquel sonido venía de la parte de arriba de la casa...¡Era mi habitación! Entre en un estado de pasmo tan temeroso....Había visto caer objetos, puertas que las abren...Cosas perdidas, sombras...Pero jamás lo que viví en ese instante. Salí corriendo, aturdida cruce aquel pasillo hasta llegar a la puerta principal, inhale profundamente...No fue nada fácil los días siguientes, aquel episodio sacudido por el espanto dejó hondas huellas y desde allí fui arrastrando cada vez más neblina de esa casa llena de sombras.
SOL.
Eran ya las ocho de la noche, me encontraba sola en aquella casa..Tomé un libro y me dispuse a leer, en aquel silencio nocturno solo apenas se escuchaba el sonido de los bambúes mecido por el viento. Recuerdo claramente...Y no sé si podre escribir todo aquello que viví, en cuestión de minutos. Fue una noche del día domingo, sentada en aquella salita.....Parecía una cabañita, con sus muebles rústicos, antigüedades...Y ese olor a cedro que no olvido...
Seguí leyendo cuando de momento, la lámpara del pasillo se apaga, pensé que se había fundido el bombillo pero no fue así....¡Quedé esponjada!... De nuevo aquella repetición
de cosas volvían, me apagaban la luz, de improviso. No era la primera vez que algo así ocurría.
Regrese de nuevo en aquel saloncito con un poco de frialdad y quise retomar el hilo de la lectura, pero sentía en mi cuerpo algo distinto...¡No era miedo! Pues de ser así, me hubiera ido. Pero si note esa tibieza dentro de mí, la mente estaba desconcertante, de nuevo esas inquisidora señas..Haciéndome sentir la curiosidad y buscando una respuesta al apagador....¿Quien lo hizo?
Ante esa sensación rara, era oscura y a la vez preocupada como perpleja, me daba voluntad yo misma, no sentía miedo pero estaba la desconfianza, ya no era el frío de la noche lo que sentía mi cuerpo....Tenia el constante mosqueo de todo a mi alrededor.
Recuerdo que tome una copita de ron y encendí un cigarrillo, hojee varias veces el libro sin dirección de lectura y sentada en aquel mueble rústico inclinando mis piernas sobre el baúl, me puse a pensar y a recordar tantas cosas.
Media hora después o quizás menos fui sacudida bajo el estruendo de un sillón, que lo movían de un lado a otro, aquel sonido venía de la parte de arriba de la casa...¡Era mi habitación! Entre en un estado de pasmo tan temeroso....Había visto caer objetos, puertas que las abren...Cosas perdidas, sombras...Pero jamás lo que viví en ese instante. Salí corriendo, aturdida cruce aquel pasillo hasta llegar a la puerta principal, inhale profundamente...No fue nada fácil los días siguientes, aquel episodio sacudido por el espanto dejó hondas huellas y desde allí fui arrastrando cada vez más neblina de esa casa llena de sombras.
SOL.